miércoles, 29 de enero de 2014

¿Literatura frente a ciencia?


Literatura y Ciencia-Tecnología son ámbitos que suelen presentarse separados y opuestos, cuando existen entre ellos más elementos comunes de los que pueda pensarse.
Os ofrecemos aquí algunos ejemplos de la fructífera relación que a lo largo de la historia de la literatura ha existido entre los escritores y la ciencia. Los temas científicos han sido utilizados por poetas y novelistas como fuente de inspiración tanto de temas y contenidos como de metáforas para hablar de otros temas, sentimientos, etc. En el primer texto encontramos a Poe recriminándole a la Ciencia que haga volver al poeta los ojos a la realidad, poner los pies en la tierra y mirar el mundo desde la razón y no desde la imaginación.

Soneto a la ciencia
Edgar Allan Poe
¡Ciencia! ¡verdadera hija del tiempo tú eres!
que alteras todas las cosas con tus escrutadores ojos.
¿Por qué devoras así el corazón del poeta,
buitre, cuyas alas son obtusas realidades?

¿Cómo debería él amarte? o ¿cómo puede juzgarte sabia
aquel a quien no dejas en su vagar
buscar un tesoro en los enjoyados cielos,
aunque se elevara con intrépida ala?

¿No has arrebatado a Diana de su carro?
¿Ni expulsado a las Hamadríades del bosque
para buscar abrigo en alguna feliz estrella?

¿No has arrancado a las Náyades de la inundación,
al Elfo de la verde hierba, y a mí
del sueño de verano bajo el tamarindo?

Si cualquier descubrimiento científico o tecnológico tiene en común con la literatura ciertos ingredientes de imaginación, de fantasía, de intuición, de ficción, la confluencia mayor entre ambos se da en el género literario de ciencia-ficción.
Un recorrido por este tipo de narrativa nos permite poner ejemplos de instrumentos o hechos imaginados, que posteriormente la ciencia ha confirmado. Así, la literatura se ha adelantado a la ciencia en: el submarino (Julio Verne, 1870), la técnica de los rayos láser (George Wells, 1898), los  trasplantes de órganos humanos (Alexander Beliaev, 1925), los centros de incubación y acondicionamiento a modo de úteros artificiales (Aldous Huxley, 1932), el estudio psicológico de clones y las relaciones que establecen como equipo (Úrsula K. Le Guin, 1968), la reproducción clónica como solución a la esterilidad producida por la polución ambiental (Kate Wilhelm, 1976)..., entre otros ejemplos.
Y al hablar de la relación entre Literatura y Ciencia-Tecnología hay que destacar la obra de Mary Shelley Frankenstein(1818), en la que este doctor, en un laboratorio con sofisticados artilugios, crea vida artificial en un monstruo que llega a ser temido y acaba destruyendo a su propio creador. La novela se convierte, de este modo, en una reflexión sobre las consecuencias de los descubrimientos científicos y del aparente dominio de la tecnología.[1]

La poesía en español no es ajena a estos temas. Lo vemos en Rubén Darío (Ama tu ritmo).

Ama tu ritmo

Ama tu ritmo, y rima tus acciones bajo tu ley, así como tus versos;eres un universo de universos y tu alma una fuente de canciones. 
La celeste unidad que presupones hará brotar en ti mundos diversos,y al resonar tus números dispersos pitagoriza en tus constelaciones.
Escucha la retórica divina del pájaro del aire y la nocturna irradiación geométrica adivina; mata la indiferencia taciturna y engarza perla y perla cristalina en donde la verdad vuelca su urna.

También las vanguardias de principio del siglo XX son un ambiente propicio también para que el escritor se acerque a la ciencia como fuente de recursos y temas para su poesía. Encontramos ejemplos en autores como García Lorca o Rafael Alberti, entre otros.                 

EL ÁNGEL DE LOS NÚMEROS
A Eduardo Rodrigáñez

Vírgenes con escuadras
y compases, velando
las celestes pizarras.

Y el ángel de los números,
pensativo, volando
del 1 al 2, del 2
al 3, del 3 al 4.

Tizas frías y esponjas
rayaban y borraban
la luz de los espacios.

Ni sol, luna, ni estrellas,
ni el repentino verde
del rayo y el relámpago,
ni el aire. Sólo nieblas.

Vírgenes sin escuadras,
sin compases, llorando.
y en las muertas pizarras,
el ángel de los números,
sin vida, amortajado
sobre el 1 y el 2,
sobre el 3 y el 4…                               
R. Alberti

Y llegamos a la actualidad, cuando encontramos textos que tratan este tema en autores contemporáneos como María Eloy García o Andrés Neuman:

(EL TÚNEL)
Lo dicen los maestros de energía:
hay traviesas partículas capaces
de atravesar una barrera sólida,
¡la fuerza se disgrega como el agua!
Los científicos clásicos lo niegan.
Los presentes predican lo increíble
y lo bautizan el
Efecto Túnel.
El impulso del alma
no quiere respetar al señor Newton,
se postula invadiendo las fronteras.
Artesana, en el tránsito
urgente de tocarte
apoyaré este peso luminoso
y moveré mi asombro al otro lado
de la barrera tensa de tu piel,
en el punto pensante
que alumbra tras la boca de los túneles.

(EL CORAZÓN)

Existe en matemáticas
una curva distinta a la que algunos,
los que nunca han dudado,
llaman curva de Koch.
Los perplejos en cambio han preferido
denominarla así:
Copo de Nieve.
Se comporta esta curva fascinante
multiplicando siempre su tamaño
por cuatro tercios y hacia el interior,
llegando, de tan densa, al infinito
sin rebasar su área diminuta.
Artesana,
también así te creces muy adentro:
habitándome lenta,
quedándote con todo, sin forzarlo,
este pequeño corazón hermético.                     
Andrés Neuman


ENFERMEDAD
el virus toma entonces las riendas
de mi maquinaria
es obvio que me ha reconocido
que entre otros mi envoltorio proteico
es engullible
hace cientos de copias de sí mismo
estallan a la madre
me hacen huésped
y ciudad de su gobierno
se autodeterminan
bajo mi tímida estructura
su nacionalismo no encuentra límites
a todas mis células
me marcan por fin con el estigma
de su envoltura-icosaedro
y cuando me tienen sin tiempo
parasitan y comercian mi descuido
soy la sometida desde entonces 
al desorden del que nunca puede irse





[1] http://platea.pntic.mec.es/~mmediavi/Shelley/litcienc.htm

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