Erase una vez una trilogía mágica titulada “Las memorias del Águila y el Jaguar”, en la que sus dos adolescentes protagonistas llamados Alexander Cold y Nadia Santos, viven tres fantásticas aventuras con el siguiente orden cronológico:
“La ciudad de las bestias”, donde la acción transcurre en el mismo corazón del Amazonas en el que es descubierto un inquietante mundo chamanista que contextualiza la búsqueda de la Gran Bestia.
“El reino del dragón de oro”, donde nos adentramos en el Reino Prohibido o pequeño país situado en el corazón del Himalaya. Un mundo místico con enseñanzas budistas que nos sumerge en una antigua civilización.
“El bosque de los pigmeos”, donde se nos muestra una mítica África ecuatorial con un secretismo tan oscuro como el corazón de algunos hombres. Continente sabio con una magia capaz de crear los espíritus más misteriosos.
Nuestra pareja de protagonistas , a pesar de su corta edad, poseen una poderosa fuerza interior conferida por sus respectivos animales totémicos. A Nadia la posee el espíritu de un águila y a Alexander, el de un jaguar. Esta mágica fuerza, unida a la de la amistad que les une, hará que solventen cualquier situación con la ayuda de amigos ejemplares.
Creo firmemente que si se logra cruzar el umbral de continuar leyendo la segunda página de esta trilogía, la lectura completa está asegurada, pues este bendito Realismo Mágico es un mundo maravilloso.
María Julia Cano Fernández, alumna de 2º de Bachillerato -Humanidades-
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